afuera
cae la nieve virtual y
veo pasar aquí dentro el referred spam mientras escucho en el
Hoy empieza todo a
Christina (
Rosenvinge,
sí,
Google bots) presentando
Un caso sin resolver. es viernes cuando
ESCRIBO pero ha sido el lunes por la mañana cuando he regresado a
Alma, p. 124. me da tiempo de terminarlo antes de llegar al trabajo sin
apresurarme aunque
ya he empezado con cierta ansiedad
La cámara de Pandora el día anterior, condenado a libro
doméstico por su nula portabilidad.
se presenta como continuidad de
El beso de Judas. aunque tengo un buen recuerdo de su lectura es
vago, así
que lo
ojeo por la tarde
Vivimos en un mundo de imágenes que preceden a la realidad. Los paisajes alpinos suizos nos parecen simples réplicas de las maquetas de los trenes eléctricos de cuando éramos niños [...]; en la realidad de nuestras vidas lo que nosotros anticipamos es el cadáver de muchas de las presunciones de nuestra cultura visual. Joan Fontcuberta, El beso de Judas, p. 71
una vez que finalizo el recorrido, me resulta inevitable que no resuene el eco de la reflexión de
Fontcuberta sobre
Alma. pensar: que el libro nos ubique en
esa pérdida cuestionable derivada de la fricción entre nosotros y la imagen, se debe más a la dispersión y la ubicuidad a los que la representación nos somete; al desconcierto y la búsqueda más allá de roles y guiones (
simulaciones). esa desorientación que lo imaginado proyecta sobre lo vivido mediante desfases, desgastes o aproximaciones desconcertantes que sin embargo son capaces de aproximarnos a algún tipo de
ganancia digital
..., concuerda con el horror a la cámara y el rechazo generalizado a dejarse fotografiar, tan habitual en pueblos primitivos (y no tan primitivos) según aprecian los antropólogos. El temor a que la imagen nos robe el alma se halla enormemente extendido, incluso más allá de la superstición y la magia negra y puede adoptar múltiples variedades, desde las estatuillas del vudú hasta los espejos como objetos maléficos. Joan Fontcuberta, El beso de Judas, p. 30
NUESTRA CUNA no es ya más que esa ciudad eterna donde las ruinas yacen, capa sobre capa, en un gesto de circular totalidad. Nuestra cuna es esa otra ciudad petrificada en la gloria de un instante: Pompeya. Corte. Tajo. Interrupción. Cristina Rivera Garza, El escritor en Ciberia
tras el paso
obligado por
El beso de Judas vía
Alma continuaré
La cámara de Pandora (I always remember
that book)
Ya no queda documento más que como alusión a lo que se consideraba un documento. Ya no quedan más que metadocumentos. Joan Fontcuberta, El beso de Judas
Bajo la escasa luz del wolframio, comienzas a reconocer tu habitación. Lo primero que ocupa tu pupila es un cuadro de Van Gogh que pusiste un día para que la habitación no fuera siempre la misma, y que quitarás un día para que la habitación no sea siempre la misma. Alberto Olmos, A bordo del naufragio, p. 14