viernes, 12 de febrero de 2010

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See with your eyes closed
Tell me where you go
Speak from the inside
Don't let your heart grow cold
See with your eyes closed. Xandy Barry, “See with your eyes closed

cansada, al final
entre las manos

Un hombre embotado y enfermo imagina la dulzura de morir o de ir borrándose poco a poco a sí mismo como se borra una figura sobre una pizarra. De pronto una sola línea inconexa alude a un paraíso: Los toldos color naranja en los veranos del sur. Pero quizás Nabokov ya no soñaba una novela sino el borrador de una pesadilla. Antonio Muñoz Molina, “Borrador de un sueño

de la tos, el eco
invierno inconcluso
un llavero

La boca seca. Ya no hay saliva. ¿No la hay? Un hilo forma imagen. La imagen de un cuerpo. Blanco. [...] Pero forma imagen. El hilo. Algo segrega. Chantal Maillard. Husos. Notas al margen



Tampoco es necesario acabar de leer ciertos libros. Uno lee un poco y ya se da cuenta de qué es lo que hay dentro. [...] Son novelas sin historia. No es una prosa que corre en sentido horizontal y por ello no es necesario leerlas hasta el final para estar en ellas. Santiago Gamboa, “Libros que no acabé de leer

intensificado el sabor de abrir una alacena, la nevera flujo en sentido vertical (condensación de prosa, si novela o no, extracto de poesía) contra el sentido horizontal de mesa puesta: primer plato, segundo plato y postre o desayuno, comida, merienda y cena

aceptando una cosa que ya ha sucedido. Carlos Cristos en Las alas de la vida (Toni Canet)

(acabar [o no] de) leer ordenadamente un libro.

ANTES Y AHORA son dos posiciones muy alejadas, comprender esa distancia y perdonarla puede consumir una vida, pero ni antes ni ahora tienen la culpa, porque se separaron naturalmente en el tiempo, la culpa es nuestra por no haber entendido lo más brutal, lo más sencillo.
Que antes ya no existe y que ahora es justamente esto. Ray Loriga, “Antes y ahora

flanes
y flanes

Y vuelvo al tejido intacto, en mis ocupaciones, vuelvo a encontrarlo allí donde lo dejé ayer, eso que llamamos ayer y no es sino persistencia de las líneas en su modulación. Chantal Maillard. Husos. Notas al margen

a inicios de año, las miradas retrospectivas añaden a los top-ten reflexiones

Y de reflexión en reflexión, mi embestida filosófica llegaba al punto que hasta hubiera jurado haber visto un baile en el cuarto contiguo, escuchar el sonido de los violines y los clarinetes sin moverme de mi sitio;... Xavier de Maistre, Viaje alrededor de mi cuarto, XXXI. Inventario

errancias

Pero volvamos por un momento a la sala de baile. Ella, que tenía nombre, claro está, porque era una mujer real, no una heroína de folletín, bailaba. Y bailaba endemoniadamente bien. Ray Loriga, Ya sólo habla de amor, “La sala de baile IV”



Por supuesto, la división no es arbitraria ni azarosa, sino que podría verse como los dos lados de una gran grieta que atraviesa el cine de hoy y que incluso impediría un diagnóstico más o menos aproximado acerca de los caminos que está siguiendo. Por un lado, una estética minimalista, arrimada a la parquedad del estilo y de las formas, como si la sencillez y el despojamiento fueran las mejores maneras de mostrar la complejidad del cine contemporáneo. Por otro, una especie de exuberante neobarroco en el que la narratividad se despliega en todas direcciones y las estructuras se retuercen, vuelven sobre sí mismas para empezar de nuevo o enlazar visiblemente con el cine del pasado, ya sea respecto a su historia o a la filmografía de sus autores. Carlos Losilla, “Minimalismo neobarroco”, Cahiers du Cinéma España, enero 2010, nº 30

el intento

El asíndeton no tiene sintaxis ni tiempo, es la abrumadora simultaneidad de lo desatado en la videosfera, en la sociedad red, en la galaxia internet. Es una lluvia de sustantivos sin metáfora ni sustancia –insustanciales–, sin sintaxis vivencial. Vivir en el asíndeton es no vivir, es ser aplastado por la simultaneidad omnipresente de los flujos de información en el entorno urbano, de la fragmentación del hipertexto, es ser apabullado por un exceso que anula la acción. José Raúl Pérez Fernández, d_m_c

asintáctico, atemporal
de explorar

Y entonces la grieta entre minimalismo y neobarroco se adelgaza hasta que ambos hallan una zona de encuentro, allá donde la sencillez se vuelve laberíntica, igual que sucede en Yuki y Nina cuando la niña descubre, en un claro del bosque, otro tiempo y otro país, o en Liverpool cuando la película abandona al protagonista y nos deja a la deriva, rompiendo la linealidad extrema del relato en un camino sin retorno. Carlos Losilla, “Minimalismo neobarroco”, Cahiers du Cinéma España, enero 2010, nº 30

el espacio entre



orillas opuestas

Un même effacement,
Désirer, prendre,
Presque de même poids
Être, ne pas être
. Yves Bonnefoy, Les planches courbes, “Une pierre”

(falso vacío)

Bois, et qu'ouvre ta main
Ma robe rouge
Que consente ta bouche
À sa bonne fièvre. Yves Bonnefoy, Les planches courbes, “Que ce monde demeure !



Puede. Pero las frases hechas se deshacen viviendo. Itzíar Mínguez, Cara o cruz