viernes, 7 de diciembre de 2012

cuarenta y dos de cuarenta y nueve

...el espejismo de los objetos, el movimiento en falso, las identidades borrosas son lo propio de la modernidad melancólica. Esta nace de la experiencia, no de que la realidad sea dialéctica, sino contradictoria.
José Luis Molinuevo, Retorno a la imagen

martes, 4 de diciembre de 2012

cuarenta de cuarenta y nueve

The terrible question “Who am I?” lives by its own in me, like a totally new entity, a mere excrescence from my body, made out of new and totally unknown skin and bones and organs.
Max Blecher, Adventures in the Immediate Unreality

viernes, 30 de noviembre de 2012

treinta y nueve de cuarenta y nueve

Pensé en la identidad como en una pequeña fortuna familiar que me hubieran confiado desde niño, una cantidad que tendría que haber administrado hábilmente hasta el final de mis días y que yo había optado por malgastar hasta la bancarrota.
Juan Sebastián Cárdenas, Zumbido

jueves, 29 de noviembre de 2012

treinta y ocho de cuarenta y nueve

Life is experience.
It’s all so simple. Experience is
The chair we sit on.

The sitting. The thinking
Of you where you are a blank
To be filled
In by missing.
Mary Jo Bang, “You Were You Are Elegy

miércoles, 28 de noviembre de 2012

treinta y siete de cuarenta y nueve

Encontrar la distancia justa, entre el placer del relato y la evidencia de su condición fantasmagórica. Pero no convertir ese gesto en “ciencia”, ni en “antropología”, ni en “estudios culturales”, sino en puro flujo del pensar que impida la momificación.
Carlos Losilla, La invención de la modernidad

martes, 27 de noviembre de 2012

treinta y seis de cuarenta y nueve

Porque después de todo, ¿qué supe yo de mí?
sólo supe mi nombre, mi estela en el espacio,
los nombres de lugares ¿que ocupaba?
los nombres de personas ¿que pasaron?
Tan sólo nombres. Nombres y palabras...
Julia Uceda, Hablando con un haya, “Pentimento

lunes, 26 de noviembre de 2012

treinta y cinco de cuarenta y nueve

vemos
o mejor: creemos ver
en pedazos lo que es entero
entero lo que se rompió en pedazos
Christoph Janacs, Tras la Ceniza