lunes, 29 de octubre de 2012

diecisiete de cuarenta y nueve

Apropiarse las cosas, y presentar sus intestinos en vez de sus caras. Rachel es absolutamente inflexible con su propia memoria y con el tiempo vivido. Fagocita su entorno con la intención de que lo veamos, no como su entorno, sino como una narración creada y gestionada porque la vemos. ¿Es también una copia en donde situar el maldito consenso? ¿O por el contrario, se trata del pliegue interno de las cosas, de la huella que éste deja en el tiempo, únicamente visible a través de la 'interpretación', a través de la vivencia, incluso de la difícil vivencia del arte? Es más, y parafraseamos a Richard Sennett, ¿es la vivencia algo privado o algo público? Jorge Luis Marzo, “Mind the Gap