26 Existe una costumbre denominada ki-nagori, «nagori en el árbol», que consiste en dejar un único fruto en el árbol durante la cosecha de los yuzus, las mandarinas o los caquis. La superstición puede tener varias explicaciones: se deja un fruto simbólico, bien para los pájaros, bien para desear que el árbol rinda el año siguiente (costumbre también llamada kimamori, «guardián del árbol»), bien para que la especie resulte aún reconocible, o bien para asistir hasta el final a los efectos de la estación. Ryoko Sekiguchi Nagorialejándose por un momento de su foco, Ryoko Sekiguchi, con un razonamiento convincente, reconoce que
La comida industrial reconforta nuestra frágil vida, rodeada de estaciones inestables, porque nos promete que nada cambiará aunque el tiempo avance sin piedad. La comida industrial no conoce el nagori ni tampoco la nostalgia. Nos brinda una posibilidad de refugio, una madriguera cómoda y siempre idéntica a sí misma. Ryoko Sekiguchi Nagoripara finalizar con la sensación de que el desarrollo de estas líneas de resistencia a la putrefacción y otros procesos arrastra fuera de su territorio a comunidades integradas en el medio como la ayorayoreo-totobigosode a quien Paz Encina da voz en Eami: dejarse llevar por la particular materialización del recuerdo llevada a cabo por la directora en este documento poético constituye un buen ejercicio de empatía
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Constantin Brancusi (1913, 1920)
Recorridos sensoriales que se esculpen en nuestras retinas al tacto de la mirada, siglo XX a través.
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Barbara Hepworth (1935, 1971)
Sí:
[…] Que el poema
se vaya
que
desaparezca
arrastrando los restos haciendo una espiral hacia lo
inexistente
Ada Salas Arqueologías