viernes, 8 de abril de 2011

com...

historia de un pueblo anegando por un pantano: esa imprecisa, inmensa distancia

La temporalidad de los mapas, de los significados, sólo disuelve la extrañeza –y nos condena en extrañamientos– cuando, paradójicamente, niega el tiempo; de lo contrario, la constituye y constituye nuestra mirada como una mirada extrañada. Los tiempos son también lugar de la identidad extrañada de la figura que somos. Carlos Thiebaut, "La identidad extrañada. Mapas, tiempos, figuras"

desenterrada al socavar a tientas la memoria ahogada de segunda mano

En un texto en el que rastreaba la naturaleza fantasmática de la imagen poética, Giorgio Agamben escribía: "tenemos todavía que acostumbrarnos a pensar el 'lugar' no como algo espacial, sino como algo más originario que el espacio; tal vez, según la sugerencia de Platón, como una pura diferencia." Octavi Comeron, "Arte y postfordismo"



desde la ventana, apenas lo que dura una estación, no llegué a comprender el atractivo de vigilar una obra. tampoco recuerdo de esos meses más que aquel salón, nunca vuestro del todo, donde el único lugar seguro era el álbum y las rutas trazadas con el dedo para articular foto a foto tu relato reiventado a la hora de la merienda

...tal vez la escritura sólo penetra en lugares prácticamente humanos (las cajas de galletas de la infancia de mis amigos, Trailer Park Neptuno, cuadrado rojo) y que es difícil detectarla. Lolita Bosch, Ahora, escribo

jugar a saldar una deuda espacial y apresar la inocencia

Lo que seamos cada uno no puede ser ni el lugar en el que fuimos ni tampoco el lugar en el que somos. No somos ni una calle presente ni una calle recordada, ni un gesto que hacemos ni un gesto que hicimos y que descubrimos con el trabajo preciso de la memoria. La memoria y el presente –lo que vemos en ambos– están poblados de figuras que parecieran ser, precisamente, esas identidades que los habitan: las identidades que pueblan las calles son esos gestos, esas maneras, esas acciones. Carlos Thiebaut, "La identidad extrañada. Mapas, tiempos, figuras"

y además de estos recortes salpicados por gotas que magnifican determinados momentos de paisajes no tan cotidianos pero arraigados se me aparecen con una nitidez de tacto analógico e inmaterialidad digital domingos soleados por la mañana desde el sendero de un monte (recorridos sin objetivo, en ocasiones vigilados por una antena)

domingo, 27 de marzo de 2011

docu...

ver El hombre y la tierra casi casi como Jurassik Park y, a partir de ahí, el trabajo de Joan Fontcuberta cuestionando artificios a través de cada uno de sus proyectos, con el interés de añadir un ingrediente autoral o un paso más allá, Agnès Varda y sus playas. Mar Coll, Jean-Luc Godard, Abbas Kiarostami adentrándose en la ficción pero haciéndose hueco en esa fisura de lo cotidiano a través de la que se filtra el reconocimiento en lo mínimo

En Los materiales (2009) la premisa inicial (un documental sobre un pueblo sumergido en un pantano) va a ir siendo progresivamente sepultada (como el mismo Riaño) por conatos de historias (la de los fusilamientos de la Guerra Civil, la del cadáver en el maletero, la de los propios cineastas interrogándose sobre su trabajo...) y por esos materiales imperfectos (pruebas de cámara, desenfoques...) que en cualquier otra película serían, simplemente, descartes. Asier Aranzubia Cob, "Una impugnación", Cahiers du Cinéma España, septiembre 2010

después de todos ellos, la mirada de Los Hijos hacia el documental no solo cuestiona la objetividad sino que se atreve a hacerlo presentando la subjetividad rotulada sobre la imagen que va trazando, al hilo, las asociaciones que con desparpajo de espectadores voyeurs proyectamos sobre cada imagen que visualizamos



la propia mirada inquietada en los 70 minutos de Los materiales (2009) destila el tiempo encapsulado en los últimos meses hasta convertirlo en tempo propicio para paladear el eco memorioso de La huella

viernes, 18 de marzo de 2011

paisaje, paisaje, paysage, paisaje, paisaje, paisaje, paisaje, paysage

con cierta extrañeza, veo desplazarse de febrero a marzo el carnaval. y aunque aquí su supervivencia se me hace cada vez más sigilosa e imperceptible, al mirar atrás no sé muy bien qué pensar. porque he comido fresas y turrón viendo caer nieve, el 14 de febrero Nacho Vegas presentaba un disco de desamor en el que, si ella Narciso «al tocar tierra, la lluvia se vuelve barro, lo llaman ruptura pero es desgarro» (rima consonante)



...el paisaje de las influencias, de las filiaciones o de las herencias, de las resistencias también, seguirá siendo siempre atormentado, laberíntico o abismal,... Jacques Derrida, "Discurso en Frankfurt por el premio Theodor W. Adorno"

..., escribe Adorno en este fragmento de los Minima Moralia



Una cierta dosis de ingenuidad es, pues, siempre exigible al hombre para que llegue a ser verdaderamente hombre, lo que sucede sólo cuando consiente en interiorizar algunos límites a su vida, aquellos que estime propios e informadores de su personalidad, y abandona ese mar sin riberas en el que flota la adolescencia. Javier Gomá, Ingenuidad aprendida

*

leo el rostro como muestrario de gestos: mapa de expresiones fugaces, paisaje da igual (sorpresas temores pesares risas roces llantos amores dolores) sin embargo cuando miro la imagen del mundo ps desincrustada, no soy yo sino Tren de sombras y no es a Guerin a quien yo veo sino al espectro de Le Thuit



Paysage.- El defecto del paisaje americano no está tanto, como quiere la ilusión romántica, en la ausencia de recuerdos históricos como en que la mano no ha dejado ninguna huella en él. Ello no se refiere simplemente a la falta de campos cultivados, a los espacios salvajes, sin roturar y a menudo cubiertos de boscaje, sino ante todo a las carreteras. Estas siempre aparecen imprevistamente dispersas por el paisaje, y cuanto más lisas y anchas son, tanto más insustancial y violenta resulta su resplandeciente superficie en contraste con el entorno excesivamente agreste. Carecen de expresión. Como no conocen ninguna huella de pies o ruedas, ningún tenue sendero a lo largo de sus márgenes como transición a la vegetación, ningún camino hacia el valle, prescinden de lo amable, apacible y exento de angulosidad de las cosas en las que han intervenido las manos o sus útiles inmediatos. Es como si nadie hubiera paseado su figura por el paisaje. Un paisaje desolado y desolador. Lo cual se corresponde con la forma de percibirlo. Porque lo que el ojo apresurado meramente ha visto desde el coche no puede retenerlo y se pierde dejando tan escasas huellas como las que llega a percibir. Theodor W. Adorno, Minima moralia, "Paysage"

*

aquellos gestos surcan la piel, convertida la cara en muestrario de todas esas expresiones fugaces