viernes, 29 de octubre de 2010

pre-position n. 1: OVER

..........Silencio.
..........No:
palabras. No. No las olvides pues te olvidas
de ti.
Julia Uceda, Hablando con un haya,Palabras



Clarice Lispector dice Muchas veces, escribir es acordarse de lo que nunca ha existido (Para no olvidar), otras veces uno preferiría no recordar haber aprendido a contar

Si las palabras "No. Nada de relatos, nunca más" pertenecen a La locura del día tal como está registrado en su borde, en el borde de un texto que hace la relación de la exigencia de un relato imposible, un texto que fue inicialmente llamado "Un relato", entonces el relato se borra del relato haciéndose más evidente, reparándose, mediante una "doble exposición" una sobreimpresión. Jacques Derrida, "SOBREVIVIR: líneas al borde", AAVV, Deconstrucción y crítica



Si ampliar una foto puede revelar la verdad, ampliar esa verdad es, de algún modo, desaparecerla. El efecto revelador de la fotografía queda diluido por su manipulación -por la aparición de su carácter velador. Iván de la Nuez, "Blow Up: una síntesis de la era de la imagen"



En este pasaje las polarizaciones manifestadas en el despertar y el dormir (o el recordar y el olvidar) se encuentran curiosamente embrolladas con las del pasado y el presente, lo imaginario y lo real, el saber y el no saber. Pues, si como queda claro en el pasaje previo, nacer a la vida es quedar dormido, por lo tanto asociando la vida con el sueño, entonces despertar “en este mundo cruel” de la previa condición de no estar dormido sólo puede significar el hacernos conscientes de nuestra persistente condición de estar dormidos, conscientes de estar más que nunca dormidos; un sueño más profundo remplaza a uno más ligero; alcanzamos un olvido más profundo por un acto de memoria que recuerda nuestro olvido. Paul de Man, "Shelley desfigurado", AAVV, Deconstrucción y crítica



Congelada, casi criogenizada, la modernidad expulsa la esencia de su propia definición: su significado, su ontología, no se conforma con ser un periodo más dentro de una continuidad histórica sino que su reafirmación en el presente conlleva la prerrogativa de devenir siempre objeto de reflexión sobre sí misma. La modernidad, lo moderno, no sólo son categorías periodizadoras, sino también modelos de autoconsciencia. Peio Aguirre, “Fantasmas semióticos: referencialidad, apropiación, sci-fi, historicismo, etc



aprender a mirar con párpados arrancados, insomne, entregado a la quietud de aquel momento que se prolonga
Christoph Janacs, Tras la ceniza, “Sentencias a René Char
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pre-position n. 2: UPON

Es lo que podemos llamar ocularcentrismo (Jay, 2000). Su enseña: que la visión produce verdad -que es fuente de conocimiento válido- siempre y cuando en su organización se articule el entrometimiento de la estructura-sujeto; que, en tanto conformada por la fuerza simbólica asignada a la imagen, se prefigura como acumulación translúcida de capas de memoria, palimsesto sedimentado de impresiones llegadas desde el afuera, que paso a paso conforman la propia estructura en cueva del sujeto – como escenario aquietado al fondo del ojo,... José Luis Brea, Las tres eras de la imagen

abrir los ojos: le sigo la pista a Luis Miñarro y voy al cine a ver la película que se llevó la Palma de Oro este año. la garantía que me ofrece el productor elimina las primeras barreras para el acercamiento 1. el impronunciable nombre del director: Apichatpong Weerasethakul 2. el título de la película de memorización imposible: Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives. durante la proyección, me siento ajena a la pantalla la mayor parte del tiempo pero permanezco en mi butaca y, tras el desconcierto del último tramo, el desenlace me produce un doble efecto: verme abocada a levantarme del asiento apenas comienzan los créditos finales, antes de que se enciendan las luces y reconsiderar mi lejanía hacia el resto del metraje como solicitud implícita en el propio relato o alerta de descorporeización (vértigo ante el fundido a blanco que podría provocar un hipotético palimpsesto imaginario global)

El arrebato es una situación límite, un temple de ánimo, un estado de suspensión de sí mismo que tiene lugar en la pausa existencial previa a la conversión en imagen. Su narración es la historia de una metamorfosis: la de la voz en susurro, la del cuerpo en imagen. José Luis Molinuevo, Retorno a la imagen



metanarrativa, evocar el Tren de sombras de José Luis Guerin, la obra de Lisandro Alonso o seguir el doble curso de la lectura que Derrida hace de La locura de la luz ("SOBREVIVIR: líneas al borde"), en ese deslizarse palabras foto pasaje modernidad

Pero esta modernidad encantada necesita de quien la desencante. Los actuales ejercicios referenciales dentro del arte no son sino ejemplos de esta imposibilidad de salirse de una clase de historicismo que subsume el presente dentro de una continuidad con lo histórico,... Peio Aguirre, “Fantasmas semióticos: referencialidad, apropiación, sci-fi, historicismo, etc
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pre-position n. 3: ON

con Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives en mente,



La maravillosa idea de Antonioni para el final de la película fue filmar a los mimos que juegan al tenis sin el signo que da sentido al juego: la pelota. Si el signo es invisible, ¿queda sólo la representación, la ilusión? Diría que Blow Up muestra la idea contraria: que el cine es lograr que lo invisible aparezca en la mente del espectador. Cuando los mimos lanzan la pelota imaginaria fuera de la pista, y la cámara sigue su recorrido invisible, el fotógrafo -y el espectador- es invitado a completar el juego, a pasar de ser un sujeto pasivo a ser un actor capaz de creer en la pelota, cogerla y devolverla a la pista. Gonzalo de Lucas, "Pensar entre imágenes", Cahiers du Cinéma nº 37, septiembre 2010

siguiendo a Carlos Losilla, Después de la muerte del cine,

Pensar lo que se ha pensado sobre algo pensado previamente: he ahí el acto del pensamiento en su más pura energía errabunda, en su vagabundear hasta el límite sin dar crédito jamás a lo que encuentra. Por una parte, hay que detenerse en algún lugar para impedir el colapso. Por otra, hay que volver a pensar esa detención como lo que es, como el salvamento de uno mismo, del sujeto que piensa, y no dejar que nos venza la creencia de haber encontrado la verdad. Carlos Losilla, “La invención de la modernidad"

«entre el placer del relato y la evidencia de su condición fantasmagórica»

Blow Up Blow Up condensa, de muchas maneras, una historia de la era de la imagen y de sus tecnologías. Una historia que va desde la génesis de la contracultura hasta la cultura visual de nuestros días. Una historia, también, de la deriva migratoria de la creatividad: dos latinoamericanos en París, un italiano en Londres, un catalán en Harvard. Una historia de lo que esta época puede construir y, también, de lo que es capaz de arrasar. De aquello que puede escribir y de aquello que puede borrar. De lo que puede revelar y de lo que puede desaparecer. Iván de la Nuez, Blow Up una síntesis de la era de la imagen

pensar si de alguna manera Apichatpong Weerasethakul estaría jugando el rol chamánico de Beuys pero no, no porque no sea así, en efecto

Ahora conozco ese gran susto de estar viva, teniendo como único amparo exactamente el desamparo de estar viva. De estar viva –sentí– tendré que hacer mi motivo y tema. Con delicada curiosidad, atenta al hambre y a la propia atención, pasé entonces a comer, delicadamente viva, los pedazos de pan. Clarice Lispector, Descubrimientos. Crónicas inéditas,Fragmento
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viernes, 8 de octubre de 2010

by heart

con la bajada de temperaturas, la ropa de abrigo, el tejido protector. como si más que nunca necesitase esa segunda piel, su peso. vestida y desvestida al ritmo de entradas y salidas



anyway, this is the EN version

1. ANONIMACIÓN LITERAL
si en Morirse de memoria una voz anónima sueña despertar preguntándose quién es (tono postProustiano, letanía memorística de recurrencia visceral -balbuceo por el que el personaje, más que disolverse, se va a desdibujar-) en Zumbido, otra voz anónima entre anónimos

Nadie tiene nombres identificables, forman parte de un ejército de sombras, o de fantasmas, algunos, sombras en la noche, gente que huye o avanza hacia no se sabe muy bien qué, gente... Javier Goñi, “Sombras de aguacero

que se percibe a sí misma vaciada de legado identitario huye bajo una lluvia persistente y vaga en un imaginario pabellón auditorio, turbados los contornos de lo que se le aparece a ojos višta, hijo pródigo sin retorno, (el grado cero de) la identidad adquiere carácter de legado familiar denostado. de superviviente a protagonista, fugitivo sin nombre en la incierta posibilidad del relato, fácilmente uno puede sentir propia esa voz que se dice vaciada de bagaje hereditario: ser ventrílocuo replicante de ese personaje reseteado de sentimientos

2. ANONIMACIÓN DOMÉSTICA
sentimientos embalsamados bajo techo, Homemade, también anónimos

En algún chalet de un suburbio griego vive una familia. Nunca aprendemos sus nombres: Padre, Madre, Hermana Mayor, Hijo y Hermana Menor. Carlos Reviriego, “Maravilloso desconcierto”, Canino, Cahiers du Cinéma España, nº 34, mayo de 2010.

(I'm sorry about the nonsense) sístole-diástole: sobre la mesa blanca de la cocina, el órgano impar > fugitivo sin nombre en la incierta posibilidad del relato > pozo sin fondo de destinos,



La aparente indiferencia del relato ante las preguntas que cada escena plantea al espectador, los encuadres claustrofóbicos y las perspectivas insólitas que adopta la cámara, violentan nuestra mirada para reordenar cierta visión adquirida del relato y, sobre todo, de los comportamientos humanos codificados por tantas películas. Carlos Reviriego, “Maravilloso desconcierto”, Canino, Cahiers du Cinéma España, nº 34, mayo de 2010

3. ANONIMANCIAS CINEMATOGRÁFICAS
..., es la energía pura, la pura tensión, el tinte de locura cuando la obra queda hecha, la única realidad, el único refugio de la vastísima alucinación que es todo lo que hay ahí mismo, y es que uno es parte de todo lo que hay ahí fuera, en donde todo absolutamente es igual que todo lo demás. William Gaddis, Ágape se paga
destinos que son relatos de anónimos, anónimos desconocedores del huevo de pascua de sus venas (y algo de cierto puede que haya en la idea de que el ADN contenido en la sangre con la que la letra entra viene de serie). no sé. en cualquier caso, como no creo que me oiga Giorgos, me atrevo a decir que lo que de común tiene su trabajo con el de Michael Haneke es menos la resolución de El séptimo continente o la mirada hacia la vida burguesa acomodada al guión audiovisual-tipo de prime time en Funny Games (aunque tal vez podríamos trazar una línea de unión bastante precisa entre el valor de la escena musical inicial de ésta y la que preconiza el final en Canino*) que cierto sentido de La cinta blanca expresado así por Esteban Tabacznik:

la tesis final es contundente: el horror de las ideas de los padres cristaliza en los actos de sus hijos. Lo más siniestro es que no hay rebeldía ante el mandato paterno sino un meticuloso cumplimiento. ¿Lo hacen por convencimiento o para demostrar a sus padres el horror de su doctrina?

sin embargo, el carácter ficcional (en el sentido más caricaturesco de la palabra) con el que la película de Giorgos acartoona a los personajes hasta llegar a lo grotesco, la aleja del trabajo de Haneke, analítico y que se mueve en torno a parámetros de verosimilitud. los separa, además, la desviación de Canino hacia el absurdo que podría leerse en clave de humor. por otra parte, la reclusión severa a la que son sometidos los vástagos, termina por reducirlos a ser niños salvajes de vivero cuya inmadurez irreversible, aspecto impedido y fragilidad extrema reflejan la disfunción de sus cuerpos hipertrofiados, en relación con unas mentes podadas tal vez según una perversa técnica bonsai



que supura la cosificación apropiacionista y mutiladora ejercida sobre ellos, considerados propiedad paterna: juegos reunidos, juegos autistas de histeria bajo control parental

Se produjo un estruendo.
Era la música romántica que había vuelto a sonar al máximo volumen. La cinta llevaba un buen rato corriendo en silencio. Ella se apresuró a bajar el volumen hasta un nivel aceptable. El susto me había puesto los pelos de punta, pero al final me pareció gracioso. Me reí. La mujer también, a carcajadas. Con lágrimas en los ojos, ella se puso a canturrear. «Quisiera decir, quisiera decir, quisiera decir tu nombre». Así se acababa la canción, repitiendo ese estribillo. Luego sonó otra, pero como la mujer no se la sabía dejé de prestarle atención. Juan Sebastián Cárdenas, Zumbido

irracional, ridículo poder el que se nos muestra en Canino. en este sentido, nos dicen mucho los deslizamientos semánticos de las palabras, contra la arbitrariedad y convencionalidad del signo lingüístico o en línea abyecta. sumado a otras cuestiones como que el colmillo asuma el rol de puerta de paso hacia la madurez o se convierta en muela del juicio con atribuciones de caducidad de diente de leche, terminan por encerrar mayor crueldad (en su enunciado-trampa) que cualquier prueba física asociada a un ritual de tránsito, por muy ignota que sea la tribu o su nombre impronunciable



* sí, probablemente, para leer los acordes opacos de la patética coreografía cuya conclusión agitada da paso al clímax narrativo de la película, nos hemos de montar en el asiento trasero de un viejo vehículo y dejarnos envolver por la oscuridad del humor de la pareja anónima improvisada que canturrea con risa boba al son de un viejo casete de Perales cuando inicia lo que constituirá la ruta hacia su desvertebración (pienso entonces que sí debe de ser cierto, como dicen, que la memoria sonora es la más persistente de las memorias). aun así me pregunto a dónde agarran las canciones los personajes sin nombre que se mueven por tramas de road-movie entre las páginas de un libro hacia destinos inciertos

viernes, 1 de octubre de 2010

par cœur

sístole-diástole: sobre la mesa blanca de la cocina, el órgano impar

Mis párpados se abren nuevamente, no pensé que en la penumbra momentánea me esperara la pregunta. Qué soy, quién he sido, de haberlo imaginado no me hubiera recostado. Emiliano Monge, Morirse de memoria

por motivos mnemotécnicos personales y vicio hipertextual, voy a vincular Heartbeat de Guillem Bayó. me viene entonces dado rememorar “una tentación de vacío” y revisitar Hearbeat de Dora García poco después de haberme encontrado con La habitación cerrada, 2002 (325 x 437 x 395 cms.) -aprovecharé para anotarme también la obra Les archives du cœur de Christian Boltanski, no sólo porque venga al caso, es que nunca me acuerdo del título-



Cerré los ojos e instantáneamente se desplegó un pensamiento, una especie de historieta. Estaba seguro de no haberme dormido. No era un sueño. Tampoco se trataba de un recuerdo, aunque pude reconocer que todo aquello estaba compuesto a partir de fragmentos que la imaginación, desbocada hacia el futuro pero sin otra materia que el pasado, había sacado de la memoria y reorganizado en un nuevo tejido. Entré a esas imágenes como quien llega tarde a una película. Juan Sebastián Cárdenas, Zumbido





But eventually we wake to No (know)
It's only sleep so must be done again.
The story circles

Its tail, just missing its mouth, over and over,
A moving production of At last, At last, At last-
Each “At last” followeb by waking
Mary Jo Bang, Elegy, “The Game